lunes, 27 de septiembre de 2010
EULALIO CUEVAS, UN HEROE IGNORADO
En 1855, el general Faustin Soulouque, que gobernaba en Haití con el pretensioso título de emperador, y quien tenía pretensiones de extender su mandato dictatorial y salvaje desde Jeremie hasta Bávaro, realizó su última incursión militar sobre el suelo dominicano, país que había nacido como Estado soberano el 27 de febrero de 1844,es decir, 11 años antes.
Como es bien conocido, el ala más poderosa del ejército de Soulouque fue detenida por los hombres de José María Cabral en la Sabana de Santomé, ubicada en las afueras de San Juan de la Maguana, específicamente en la salida hacia Las Matas de Farfán.
Sin embargo, el atrevido emperador también había enviado fuerzas tanto por Dajabón, en el Norte, como por Neyba, en el centro, y por Jimaní, en el Sur.
sucedió que, ante la inminencia de la llegada de las tropas haitianas al poblado de Las Damas (ahora Duvergé), un aguerrido campesino nativo de la comunidad de Baitoa acometió la osadía de reunir hombres y colocar una trinchera de piedras, palos y hombres de Oeste a Este, desde la montaña de Bahoruco hasta el Lago Enriquillo, para lo cual buscó refuerzo en Las Damas, Neyba y otros poblados cercanos.
Ese hombre, uno de los tantos héroes anónimos que tienen nuestras guerras patrias, se llamaba Eulalio Cuevas. Sin embargo, sus vecinos, familiares y amigos de Baitoa lo apodaban "Ilé", porque así se llama una variedad de batata (boniato) que él había traído de Haití e implantado con éxito en la zona. De su lado, los haitianos le apodaban "Pié Candela", por la facilidad con la que se les escabullía cuando era perseguido para fines de muerte o captura.
Como sucede con otros tantos destacados constructores de patria de los olvidados pueblos del Sur, el nombre de Eulalio Cuevas ni siquiera aparece en los libros de historia que se usan como texto en nuestras escuelas.
Un viejo y descuidado monumento, erigido en las afueras de Baitoa, en la margen Oeste de la carretera que va de Duvergé a Jimaní,recuerda la increíble hazaña del famoso "Ilé Pié Candela".
Ojalá que el Gobierno, a través del estamento que tiene que ver con la preservación de los monumentos a nuestros héroes, acuda sin mayor dilación a rescatar la plaza erigida en memoria de Eulalio Cuevas y sus compañeros anónimos que pusieron pecho al plomo para que hoy tuviésemos patria. No es gran inversión la que hay que hacer; es más bien una chilata.
De igual manera, le imploro al Gobierno que le tienda una ayudita a los habitantes de Baitoa, casi todos de la esptirpe y el temple de Eulalio Cuevas, pues se trata de una comunidad ayer luchó para construir la patria y ahora lucha por un pedazo de tierra para producir víveres y animales, ya que el Lago Enriquillo le ha quitado gran parte de la que tenía. Ojalá que así sea, pues Baitoa merece esto y más.
Federico Cabrera
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario