sábado, 13 de agosto de 2011

Serenata de la fidelidad, tradición sustentada en el amor






La Habana.= Al filo de la medianoche, al son de una rumba con los músicos del team Cuba, la Serenata de la fidelidad celebró aquí el aniversario 85 del líder de la Revolución cubana, Fidel Castro.

Fue un "regalo del alma por mandato de la memoria de Oswaldo Guayasamín", materializado por la perseverancia de la Fundación que lleva su nombre como un sentimiento de amor acunado entre quienes aprecian el especial significado de la vida de un hombre, un pueblo y una Revolución.

En poco más de tres horas, artistas de nueve países le cantaron al "hermano de la humanidad y, en su persona, al pueblo heroico de la isla", con una diversidad de géneros y estilos paradigmaticos de la riqueza cultural latinoamericana.

Desde la Argentina, llegó la voz vibrante de Raly Barrionuevo secundado por su coterránea Liliana Herrero, y también del Sur el canto vital del chileno Pancho Villa.

La representación peruana estuvo sabiamente defendida por Marcela Pérez Silva y un grupo de notables músicos acompañantes, mientras que del Paraguay el cantautor Ricardo Flecha interpretó el famoso tema Imagine, de John Lennon, en lengua guaraní.

Fue un tributo al que aportaron sus matices el grupo ecuatoriano Pueblo Nuevo y los uruguayos Braulio López y Daniel Viglitti, quien aseguró que toda su generación está marcada por una gesta que abrió la perspectiva de una Revolución escrita con sus propias manos, cultura, modo de ser y de luchar.

De la tierra bolivariana brotó la melodía legendaria de Cecilia Todd, quien pulsó un instrumento típico de su país para entonar dos piezas de la tradición llanera, Quedas tu y Raíz de pueblo. También de Venezuela, y en la misma cuerda, se escuchó el regalo del conjunto de música criolla Antonio Ostos.

De largo vínculo afectivo con la isla, la interprete búlgara Yordanka Kristova obsequió un tema con letra de la cubana Teresita Capote, alegórico al festejo.

A Cuba correspondió uno de los momentos destacados del programa con las interpretaciones de los trovadores Tony Ávila, Raúl Torres, Vicente Feliú, el grupo Moncada, los raperos de Anónimo Consejo, el reguetonero Baby Lores -presente en un video, por compromisos internacionales-, Manuel Argudín y el dúo Buena fe.

Con luz propia brilló Omara Portuondo, acompañada primero por el pianista Rolando Luna y luego por el maestro Frank Fernández en un dúo que levantó de sus butacas al auditorio, tras una versión a capella de La era está pariendo un corazón, de Silvio Rodríguez, a la que imprimió una calidez excepcional.

Poco antes de la medianoche, Fernández dedicó a Fidel Castro su Zapateo por derecho, pieza que resume la criollez y una herencia cultural profundamente autóctona, ejecutada con el virtuosismo fuera de lo común que la ha convertido en clásico.

La música campesina estuvo bien representada por tres cultores de calidad indiscutible: los repentistas Tomasita Quiala y Héctor Gutiérrez, y la cantante María Victoria Rodríguz y su grupo Mis raíces.

El sonero de la voz rajada, Cándido Fabré, popular por la riqueza de sus improvisaciones, estremeció al público con dos números ofrendados al líder cubano (El bárbaro sigue en pie y Yo también oré) y su conocido tema A la hora que me llamen, voy, su carta de presentación por excelencia.

Como colofón, las voces de todos los artistas se unieron en el conocido himno de Eduardo Saborit Cuba que linda es Cuba.

El hilo conductor del espectáculo fue el ecuatoriano Pancho García, de notable sobriedad y prestancia, reveladoras de una cultura acumulada y un hondo conocimiento del acervo sonoro latinoamericano.

Como preámbulo de la Serenata de la fidelidad, el representante de la Fundación Guayasmin, Alfredo Vera, señaló cómo el homenaje se ha convertido en tradición, desde la primera vez que cristalizó en Quito.

"Un homenaje sustentado en la creciente admiración, el respeto, la gratitud y el amor que germina desde lo profundo del corazón de los pueblos del mundo".


Escrito por Anubis Galardy



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