lunes, 29 de noviembre de 2010

EE.UU: Más divisiones en el poder


OPINION



Por Enrique Torres

Las recientes elecciones legislativas en Estados Unidos evidenciaron el descontento de millones de ciudadanos con la gestión del presidente Barack Obama y le impusieron un nuevo desafío al gobernante: continuar su mandato nadando en un sistema de poder mucho más dividido.

El electorado que acudió a las urnas el 2 de noviembre último lo hizo para elegir a senadores, representantes y/o gobernadores, pero, sin duda alguna, la inmensa mayoría llevaba en su mente la imagen de Obama, cuyo desempeño sólo es respaldado por el 45 por ciento de la población.

"Los republicanos se adueñan de la Cámara de Representantes", tituló su editorial luego de los comicios el diario The New York Times, en el cual señaló que los votantes enviaron un mensaje fuerte al Presidente: "no les gusta su trabajo y están más enojados aún con los demócratas en el Congreso".

La crisis económica más severa desde los años 20 y un índice de desempleo cercano al 10 por ciento, entre otros males, cayeron como balde de agua fría sobre quienes votaron por Obama en 2008, ilusionados con su discurso de cambio, edulcorado con frases como "Yes we can".

Las principales medidas promovidas por el mandatario, entre ellas las reformas de los sistemas financiero y de salud, no fueron suficientes para satisfacer a los electores, quienes a toda luz emitieron un voto de castigo, muchos de ellos víctimas del torbellino provocado por la crisis hipotecaria, que como otras pesadillas, tuvo sus gérmenes en el gobierno del republicano George W. Bush.

En la cámara baja, ahora los correligionarios de Bush lograron 239 de las 435 plazas existentes, número considerado la victoria más significativa del partido en ese hemiciclo en los últimos 60 años, calificada incluso por Obama de paliza.

A duras penas, los demócratas, que disfrutaban de mayoría en ambas cámaras, lograron retener la ventaja en el Senado, con una ecuación de 51-47, y dos independientes, que generalmente respaldan sus propuestas legislativas.

En esas circunstancias, es evidente que encontrarán a su paso más dificultades para lograr el mínimo de 60 votos requeridos a fin de vencer las tácticas dilatorias, utilizadas por el partido opositor con la intención de frenar proyectos de ley.

Así quedó definido el tablero en el cual tendrán que jugar Obama y sus copartidarios en los próximos dos años de gobierno, bajo la mirada de un gremio republicano que pretende tomar las riendas de los poderes Ejecutivo y Legislativo en 2012, y en ello se empeñará en los próximos dos años. De hecho, en estos comicios, se adueñaron también de la mayoría de las 37 butacas de gobernadores que estaban en disputa.

Sería muy ingenuo pensar que el partido opositor va a fomentar el ambiente de cooperación al que le convocó el actual Presidente luego de los comicios.

"Los republicanos están buscando destruir a Obama políticamente, no escribir legislación con él", consideró el analista Thomas Mann, de la Brookins Institution.

Y en esa estrategia jugará un rol protagónico el "Tea Party", movimiento ultraconservador, que camuflado en el Partido Republicano tiene la vista puesta en las venideras presidenciales.

Ya lo dijo uno de sus miembros más conocidos, Rand Paul, quien venció en la carrera senatorial por el estado de Kentucky. "Tengo un mensaje alto y claro: hemos venido a recuperar nuestro gobierno".

El "Tea Party" apareció en el escenario político hace poco más de un año, con un nombre que hace referencia al Motín del té en Boston, un movimiento que en el siglo XVIII se opuso a los impuestos fiscales establecidos por Inglaterra.

La analogía ahora es con el gobierno de Obama, al que califican de "abusivo" por su política impositiva, entre otros alegatos.

Lo cierto es que se trata de una modalidad de los sectores más conservadores de la sociedad, con sus multimillonarios patrocinadores de "Wall Street", que busca presentarse como una tercera fuerza, en un escenario político donde muchos ciudadanos se sienten decepcionados tanto con los demócratas como con los republicanos.

En su mensaje, el "Tea Party" aboga por reducir los gastos del gobierno, aunque no ha llegado a dar detalles de cómo realizarían la poda.

"Pese a ser difuso en su estructura y a menudo incoherente en su mensaje, el Tea Party ha demostrado ser capaz de sacudir el orden establecido del Partido Republicano", comentó el diario The Washington Post luego de los sufragios.

El máximo anhelo de todo presidente de Estados Unidos en su primer mandato es lograr la reelección, y la paliza de este 2 de noviembre colocó a Obama en una situación incómoda de cara a los comicios de 2012.

En una coyuntura similar estuvieron Ronald Reagan y William Clinton en las primeras elecciones de medio término luego de sus victorias en las urnas, recordó el mandatario a periodistas, al tratar de demostrar cierto optimismo rumbo a las próximas presidenciales.

Sin embargo, ya en las filas demócratas se vislumbra la posibilidad de convocar a elecciones primarias para elegir su candidato a la Casa Blanca dentro de dos años, otro signo de división con el que tendrá que lidiar Obama en la segunda mitad de su gobierno.

El mandatario tiene pendiente impulsar reformas a leyes sobre energía, inmigración, transporte, educación y medio ambiente, temas en los que demócratas y republicanos tienen posiciones muy diferentes, de ahí que se le augure un camino tortuoso en un Congreso tan dividido, con más tendencia a la parálisis que al consenso.

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