miércoles, 26 de mayo de 2010

Muertos en Jamaica se acercan al medio centenar


Kingston, 26 may(PL) Excepto el número de muertos, nada ha cambiado en esta capital: prosiguen los combates entre fuerzas del orden público y pandilleros armados y el centro de la crisis, un capo del narcotráfico, continúa suelto.

En el distrito de Tivoli Gardens, el contingente mixto de las Fuerzas de Defensa de Jamaica (JDF, ejército) y la policía sigue enfrentado a los seguidores de Chistopher Coke, cuyo pedido de extradición por tribunales estadounidenses desató aquí una guerra civil en miniatura desde este domingo.

El Defensor del Pueblo, Earl Witter, dijo que en un recorrido por las zonas de Tivoli Gardens ocupadas por las fuerzas oficiales pudo contar 35 cadáveres, en su mayoría civiles jóvenes, y otros nueve en la morgue del hospital de Lizard Town, pero que está persuadido de que las víctimas fatales son más.

En el actual estado de cosas es difícil determinar cuántas de las víctimas fatales cayeron en combate y cuántas fueron atrapadas en el fuego de los fieros combates entre civiles armados y los soldados y policías.

A pesar de la crudeza de los combates, la situación parece estancada porque Coke sigue en libertad y existe la posibilidad de que haya sido ayudado a escapar de la zona y trate de abandonar esta isla anglófona, cuyas fronteras son muy permeables, además de que cuenta con vastos recursos.

Desde los primeros enfrentamientos la violencia se ha diseminado a otras zonas del país, entre ellas la ciudad de Spanish Town, donde dos seguidores de Coke fueron ultimados por la policía la víspera.

Esta claro, sin embargo, que además de la captura de Coke y la disolución de su milicia personal, el gobierno con su empuje militar quiere trazar una línea definitiva entre un antes y un después en lo que a criminalidad se refiere en este país cuya tasa de muertes violentas es una de las más altas del mundo.

La situación actual es peor que la surgida en la década de los 80 del pasado siglo, durante la llamada guerra de la cocaína, cuando Coke y otros barones de la droga se adueñaron del comercio de narcóticos y establecieron un reinado de terror.

Con el paso de los años, la situación se sedimentó, pero sin que terminaran las disputas por el control del mercado de la droga, los juegos de azar ilegales y la prostitución, con su estela de muertes y depauperación de la sociedad jamaicana, abocada hoy a lo que puede definirse como una crisis existencial.

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