lunes, 5 de septiembre de 2011
Gadafi sedujo a la izquierda armada
La posibilidad de que Muamar Gadafi obtenga un asilo político por parte del Gobierno socialista de Nicaragua fue rechazada por varios Gobiernos de Centroamérica.
¿La razón? El apoyo que brindó el líder libio en los ochenta al entonces Gobierno sandinista de Daniel Ortega y a grupos subversivos de varios países vecinos (entre ellos, del Ecuador) es aún visto como un factor clave en el desbordamiento de la violencia de la región durante esos años.
Ese apoyo, según la Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA), no fue solo económico, sino que tuvo dos componentes básicos para la extensión del modelo socialista prosoviético: el entrenamiento militar y la entrega directa de armamento.
Un informe ya desclasificado de 1986 de esa agencia aseguraba que: "Libia le ha proporcionado armas, entrenamiento y financiamiento a movimientos revolucionarios en Colombia, Chile, el Ecuador y, posiblemente, el Perú".
Entre los grupos que han sido vinculados con el Régimen libio, están: Movimiento de Acción Popular Unitario y Frente Patriótico Manuel Rodríguez (Chile); Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC); Ejército de Liberación Nacional (ELN), Movimiento M-19, Ejército Popular de Liberación y otras organizaciones integradas en la Coordinadora Nacional Guerrillera (Colombia); Alfaro Vive Carajo (Ecuador); Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (El Salvador); Frente Sandinista de Liberación Nacional (Nicaragua), y Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (Perú).
"Fue a mediados de los ochenta que se inició una relación muy fuerte entre las guerrillas colombianas con el Gobierno libio", le dijo a BBC Mundo León Valencia, antiguo comandante del ELN, aunque, "antes de eso, ya había una fuerte coincidencia ideológica".
Según el exsecretario de Relaciones Internacionales del ELN, en los años setenta, muchos movimientos guerrilleros colombianos encontraron inspiración en las ideas del manifiesto político de Gadafi, el famoso Libro Verde.
"Ahí, Gadafi combinaba el marxismo con otros elementos con que los latinoamericanos podían identificarse, como el nacionalismo, el anticolonialismo y una dimensión religiosa que encontró eco en el contexto de la Teología de la Liberación", explicó Valencia. "Una alternativa interesante al proyecto soviético", aseguró.
Uno de esos grupos que llegó a esa identificación fue el M-19, el que, a su vez, habría servido de enlace para que los integrantes del grupo Alfaro Vive Carajo (AVC) del Ecuador tomen contacto con el Régimen de Gadafi.
La evidencia de ese nexo quedó marcada en los registros de los aparatos de seguridad del Estado ecuatoriano con una serie de informes sobre el desplazamiento a Libia de un comando de AVC, liderado por Arturo Jarrín Jarrín, con fines específicos de entrenamiento militar.
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