miércoles, 28 de julio de 2010

Los supuestos actos de corrupción




Los supuestos actos de corrupción que vienen produciéndose en los últimos meses en varias instituciones del Estado, ponen de manifiesto, ahora más que nunca, la necesidad que tiene el pueblo y la sociedad civil en particular, de que a lo interno del gobierno se generen cambios importantes de sus principales incumbentes, toda ves que los mismos lucen anquilosados y cansados.

Esos supuestos actos de indelicadeza y de infracción de los fondos de instituciones como ADUANAS, CDEEE, HACIENDA, OTTT y el PRA, entre otras no menos importantes, son el resultado de un mal manejo por parte del primer mandatario, al dejar por tanto tiempo a la mayoría de sus principales ministros en sus posiciones. Con esto se ha abierto el camino para que en esas instituciones se creen los famosos anillos e islas de poder que todo lo mueven y controlan sin dar explicación a nadie, debido a que se consideran que están por encima del bien y del mal, por lo que no tienen, según ellos, que cumplir con el organigrama, ni mucho menos con las posiciones en el orden jerárquico. De ahí que no respeten el papel y función de cada uno de los funcionarios medios de esas instituciones.

El presidente Leonel actúa muy mal, al dejar por tanto tiempo, a esos funcionarios. Pues con esa actitud, el número uno, lleva a los actuales Ministros de Estado y a los Directores a creerse que son irremplazable y necesarios para durar los cuatro años en sus puestos aún habiendo cometido todo tipo de diablurías en perjuicio del erario público y de los empleados que brindan sus servicios.

Al PLD es al que más daño le está haciendo esta manera desdeñable de comportarse que tienen los funcionarios, porque de hecho, ahora una parte del pueblo que guardaba históricamente respeto por esta organización bochista, ha terminado etiquetándola como corrupta y depredadora de los fondos públicos al igual que el PRD y el PRSC que han sido los verdaderos especialistas en tomar lo que no le correspondía cuando pasaron por la dirección del Estado.

Ahora no habrá peledeista capaz de levantar la bandera de la moralidad y de la dignidad a la hora de debatir o discutir sobre aspectos de interés político o económico. Ya no se podrá levantar con orgullo y dignidad la bandera de moralidad que aún en los peores momentos de crisis de valores, los morados alzaban sin que nadie pudiera cuestionarlos.

Esta práctica mañosa de robarse el dinero del Estado que han tenido y tienen muchos de los funcionarios de los diferentes gobiernos de turno de este pais, no debió nunca reproducirse, es más, ni siquiera haberse mencionado en un gobierno del PLD, porque desde que se fundó esa organización, ha sido esta la que más bien venía actuando, es decir, acorde con los precepto de seriedad, honestidad, moralidad y decencia que don Juan Bosch impuso desde que llegó al país, después de la desaparición de la tiranía, siendo esta manera de actual, la que le dio vida y proyección a lo largo de su carrera política.

No importa que el presidente Leonel, ahora esté tratando de desarticular esa campana mediática y abierta en contra de la supuesta corrupción que se está originando en su gobierno y que tienen como principal mentor al PRD y Miguel Vargas. El daño a su gobierno y al PLD, ya está hecho y solo se podrá resarcir cuando se retomen los principios y métodos que le dieron origen al PLD de Bosch y en cierta forma, llevando sangre nueva a la administración de la mayoría de los Ministerios del Estado.

Pues, es a Leonel a quien le corresponde decidir si continúa aupando en su gobierno, a figuras que a decir del pueblo, están tachadas por el germen de la corrupción, del nepotismo y de la indelicadeza. Pues si él quiere desarticular esa apreciación que tiene la población, lo cual no deja en cierta forma de tener algo de verdad, el 16 de agosto tiene que sacudirse y duélale a quien le duela, darle paso a nuevas figuras del peledeísmo que han estado esperando en el banco, el momento oportuno para brindarle al pais sus valiosos aportes en el sentido intelectual, moral y de adecentamiento de las instituciones mencionadas en los casos de corrupción. Es decir servirles al pueblo y al gobierno de manera pulcra y sana como lo soñó el prócer Juan Bosch.

Autor Francis Pérez

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