jueves, 10 de febrero de 2011

Países árabes observan con miedo y cautela las protestas populares de Egipto





El Cairo, 10 feb (EFE).- Los mandatarios árabes observan las protestas populares de Egipto con "cautela", a la espera de que la situación se aclare, y con "miedo" a que se puedan extender por sus países, según aseguraron a Efe varios analistas y expertos árabes.

"La situación en Egipto es incierta, no se puede predecir lo que ocurrirá al final, por tanto los gobiernos del Golfo y los vecinos (de Egipto) observan con cautela lo que pasa porque muy posiblemente esto tenga consecuencias en esos países", dijo hoy a Efe el experto en el mundo árabe del Centro de Estudios Estratégicos Ahram, Mohamed Abás.

Esta cautela o "miedo", como lo define Isam Mohamed, analista del centro egipcio Ibn Jaldun, ha empujado a estos estados a evitar pronunciarse en favor o en contra del régimen.

Así, en los primeros días de la revuelta, el rey jordano Abdalá II se limitó a expresar su deseo de que se mantenga la seguridad y la estabilidad en Egipto, en un comunicado oficial.

En Líbano, fuentes cercanas a la Presidencia y al Gobierno han evitado pronunciarse bajo el pretexto de que el país está centrado en la actualidad en los graves problemas internos que afronta.

"Esta postura es consecuencia del miedo de esos presidentes a que la revolución se extienda a sus países, especialmente en Jordania después de las manifestaciones que tuvieron lugar para exigir la disolución del gobierno y el Parlamento", precisó Mohamed.

Por su parte, el experto del centro jordano de Estudios de Oriente Medio Yawad Hamad sostiene que, como consecuencia de ese temor, los estados árabes desean que la "intifada" (alzamiento popular) egipcia, como la califican los medios oficiales egipcios, fracase.

"A pesar de su deseo de que la revuelta egipcia fracase, tienen miedo de que se enciendan revueltas similares en sus países si ayudan a Mubarak de una u otra manera", agregó Hamad.

Los únicos líderes árabes que hasta el momento parecen haber tomado una postura pública más contundente sobre lo sucedido en el país de la desembocadura del Nilo han sido el rey saudí, Abdala bin Abdelaziz, y el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki.

El monarca saudí, en una conversación telefónica mantenida el pasado día 28 con el presidente estadounidense, Barack Obama, calificó de "lamentable" lo ocurrido en Egipto y criticó a aquellos que "se aprovechan de los espacios para la libertad y la expresión para intentar encender el fuego del caos".

Sin embargo, desde esas declaraciones, hechas un día antes de que el presidente Mubarak anunciara la destitución del gobierno y varias reformas como concesión a los manifestantes, el rey saudí no ha vuelto a pronunciarse.

Por su parte, Al Maliki aseguró que "el pueblo egipcio es el único que tiene derecho a decidir lo que desea y hay que darle libertad de expresión".

"Espero que se haga realidad la democracia y la participación y que no se le prive (al pueblo egipcio) de su derecho de expresión", dijo al Maliki, que solicitó a las autoridades egipcias que no consideren lo que ocurre como una derrota y que tomen una postura responsable.

Quien sí ha mostrado su apoyo sin fisuras a Mubarak ha sido Israel a través de su jefe de Estado, Simón Peres, que el pasado día 31 dijo que "siempre ha tenido y tiene gran respeto por el presidente Mubarak".

Egipto, junto a Jordania, son los únicos países árabes que han firmado la paz con Israel.

Como muestra del miedo que inspiran las protestas, Abás citó los casos de Argelia, Yemen y Jordania, que "se han movido para satisfacer algunas de las exigencias populares", aunque para el experto "estas concesiones son todavía limitadas".

Y es que para Yawad Hamás, este miedo no es injustificado porque "el levantamiento egipcio pude tener repercusiones mucho mayores que la revolución islámica iraní de 1979, porque con un nuevo régimen egipcio tendremos una región diferente con unas relaciones internacionales distintas".

Este miedo refleja además, según Mohamed Abás, que más allá de las alianzas regionales como las de El Cairo con Ammán y Riad, los países árabes siempre ponen a la cabeza de sus prioridades su propia seguridad nacional.
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Autor: Jorge Fuentelsaz

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