El alcohol siempre estuvo asociado con la desinhibición. Ahora, en cambio, la forma en que muchos jóvenes lo consumen se acerca más, aseguran los expertos, a una carrera peligrosa en donde prima el desprecio por la vida humana.
«El superyo es soluble en alcohol», repiten muchos psicólogos para explicar que los frenos que tienen las personas desaparecen al consumir esta droga. "Antes, los jóvenes buscaban una desinhibición al tomar una copa, es decir, el famoso entonarse de los tangueros. Pero hoy esto cambió", señala a lanacion.com Javier Didia Attas, médico psiquiatra psicoanalista y presidente de la Asociación de Conductas Adictivas y Patología Dual de Iberoamérica (Acapi).
Los expertos advierten que además, el alcohol perjudica, entre otros, al hígado, el aparato circulatorio y el cerebro. Interfiere en el desarrollo y reduce la tasa de crecimiento entre los preadolescentes ya que la toxicidad directa limita el desarrollo de las neuronas. También influye en la coordinación psicomotriz (en la participación de deportes en forma grupal) y afecta a la integración normal de los grupos sociales.
De prolongarse el consumo en el tiempo y en cantidad puede derivar en una intoxicación aguda, coma y muerte. Resume Didia Attas: "Las intoxicaciones crónicas, básicamente, representan la muerte, a fuego lento"
"Beber una copa de alcohol no es lo mismo que consumir las cantidades que hoy ingieren muchos jóvenes. Ellos beben como una cuestión cultural, como que sin eso no se puede empezar [la noche]. Para ver quién aguanta más o, en realidad, para ver quién se muere primero. Lo que importa es esa tensión de riesgo a la que se someten con esa conducta", sostiene.
El caso del joven que murió en Vicente López al dispararse un tiro en una reunión previa a salir a bailar volvió a alertar sobre esta radiografía que preocupa a todos los actores sociales.
Irrealidad. El alcohol, como todas la drogas, "provoca una pérdida de contacto con la realidad", explica Didia Attas, que también coordina la Unidad de Conductas Adictivas del Hospital Italiano. "Los reflejos no son los mismos y la manera de ver el mundo cambia bajo ese cristal, porque la capacidad del cerebro se modifica", agrega.
"El tejido cerebral tiene un muy alto porcentaje de tejido graso lo cual explica su marcada afinidad con el alcohol. Basta, por ejemplo, recordar qué utilizamos para sacar las manchas de los tejidos. El alcohol no sólo se fija en el cerebro, sino que también se fija en el cerebelo, en el tronco del cerebro, raíz y nervio", explica Ralph Pikielny, consultor de Neurología del Fundación para la Lucha contra las Enfermedades Neurológicas de la Infancia (Fleni).
"Provoca efectos tóxicos rápidos, que se ven cuando la persona que bebió arrastra las palabras, se tambalea, o hasta se hace encima y finalmente se queda profundamente dormido. A largo plazo, las neuronas crónicamente expuestas a este tóxico, entran precozmente en muerte celular con su cortejo de secuelas intelectuales, conductuales y motoras", detalla Pikielny.
La diferencia del consumo entre los adultos y los jóvenes es que éstos "al no tener la madurez completa del sistema nervioso, son vulnerables y más sensibles a estos efectos", señala Mónica Nápoli, médica toxicóloga, miembro de la Asociación Toxicológica Argentina.
"Preboliche". "Está demostrado en estudios sobre toma de decisiones, evaluados por resonancia magnética funcional, que los chicos y adolescentes que superan los 350 cc. de ingesta de alcohol por día tienen una disminución en su rendimiento intelectual, dado que la droga no permite el correcto funcionamiento de sus neuronas. Esto es fundamental para entender muchas de las conductas previas y posteriores al boliche"
Con la intoxicación alcohólica surgen otros riesgos, coinciden los expertos consultados, como las "celotipias" (cuando los hombres reaccionan pensando en que un rival quiere robarse a su novia) que terminan en peleas; contactos sexuales sin protección o accidentes en la vía pública (dado que, como los reflejos están bajos, cualquier caída suele representar una lesión importante), entre otros.
"Las neuronas son elementos celulares que mandan mensajes unas a otras. En base a eso, actúan. Pero si el mensaje es tardío o incorrecto la respuesta a el tambien lo será. Eso es la falta de reflejos de quienes manejan borrachos. Lo que pasa es que sus terminales sinápticas están ocupadas con alcohol", indica Pikielny.
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