domingo, 31 de julio de 2011

Una imagen humana similar al mono



Santo Domingo.- Una de las cosas que hace pensar que la aparición del hombre es el producto de la evolución y no de la creación como alegan con razón alguna los que creen que el Todopoderoso lo hizo todo, es el hecho que todavía en este siglo aparezcan personas con rasgos evidentemente que en nada difieren del Homosapien, como ocurre con esta imagen.

Este es el caso de esta joven que circula diariamente por la Ciudad Colonial, con una sonrisa poco usual y con todas las actitudes de un mono.

Aunque no somos racista, nos llamó la atención ver a esta persona con todas esas características similares al mono, aparte de que es una persona que habla normal y no se le observa ninguna desviación mental.

Pero pese a mi creencia religiosa, considero que por las características que ella posee, podría llevar a los que afirman que el hombre es producto de la evolución a obtener mediante estudios profundos, resultados tangibles que puedan avalar dicha teoría.

Una cosa si es cierta y es que esta persona suele tomar alcohol y enamorarse de los que circulan por la avenida El Conde, lanzandoles piropos, esto desde luego no lo puede hacer un mono, y esa es una notoria diferencia.

También se observa en ella que la vida le es muy dura, ya que para poder vivir tiene que mantener una especie de peaje para poder alimentarse,pidiéndoles dinero y comida a todo el que visita la Ciudad más vieja del Nuevo Mundo.

Ahora bien, no es que seamos racista con el trabajo que hacemos en relación a este ser humano, sino que es una curiosidad ver como personas de esta naturaleza son desamparadas por un Estado salvaje como el que tenemos, el cual solo se preocupa por los poderosos que han depredado la cosa pública.

Debemos aclarar que cuando la entrevistamos, ella no quiso suministrarnos su nombre, ni su lugar de procedencia en el país y por eso lo hemos omitido.

Dáme diez pesos, dáme diez pesos era cuánto nos decía durante la entrevista

Investigadores como Darwin, deben estar contento en su tumba, al ver que su teoría sobre la evolución del origen del hombre encuentra cada vez más manifestaciones que dan paso a nuevos estudios.

Autor Francis Pérez

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