sábado, 30 de julio de 2011
El PP no puede permitirse la autocomplacencia pese a los sondeos
MADRID. - El Partido Popular espera ganar con facilidad las elecciones generales de noviembre presentándose como una formación moderada que reactivará a la renqueante economía, pero no puede permitirse dormirse en los laureles.
El PSOE del presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, que tiene una desventaja ante el PP de Mariano Rajoy de al menos 7 puntos en los sondeos de opinión, está pagando el precio de gestionar mal una severa desaceleración económica en una agravada crisis de deuda en la zona euro.
Eso debería ofrecer al principal partido de la oposición una mayoría parlamentaria en las elecciones del 20-N, pero quizás no una lo suficientemente grande como para gobernar el país sin ayuda de otros partidos en un momento en el que es imperativa una acción política ágil.
Para el PP, una táctica utilizada en mayo de "esperar que la tormenta financiera arrastre el cadáver de Zapatero", en palabras de un destacado diputado de la oposición, le permitió ganar unas históricas elecciones locales en las que los socialistas perdieron más de la mitad de sus votantes.
Pero eso no será suficiente para las elecciones generales, en las que un Rajoy de aspecto adusto se enfrenta al carismático ex ministro del Interior socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, cuyo propio reto es distanciarse de un Zapatero agotado políticamente.
"Para ganar van a tener que decir un poco más que el PSOE lo ha hecho muy mal", dijo Juan Diez Nicolás, analista político de Análisis Sociológicos, Económicos y Políticos.
"Ahora llega el momento de que Rajoy explique cuál es el proyecto en el que pretende sacar a España de su difícil situación, más allá de las huecas proclamas sobre que 'hay que crear empleo' o 'actuar con determinación'", dijo el diario El País en un editorial.
Un sondeo conocido esta semana del Centro de Investigaciones Sociológicas mostró que aunque la mayoría considera que el PP gestiona mejor el empleo y la economía, al propio Rajoy le va peor que a Rubalcaba en cualidades como eficacia, capacidad de diálogo e incluso honestidad.
Diputados del PP alegan, aunque hasta ahora en privado, que los españoles son lo suficientemente maduros como para aceptar la amarga medicina económica que hay que tomarse para curar la salud económica del país.
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