miércoles, 4 de mayo de 2011
¿Por qué el PRD será derrotado por Danilo y el PLD?
El pleito está “casao”. Suena el pistoletazo que anuncia la “segunda parte” del “match” Danilo-Hipólito. Los novatos se apresuran y colocan sus apuestas pensando que como los “gallos” son los mismos, el resultado será idéntico. Los veteranos se dan cuenta del error. Por su experiencia se preguntan ¿Qué ha cambiado en esta ocasión? Recordando al “viejo zorro de la política dominicana”, y como iluminados, a sus mentes llegó la clave: Las circunstancias. El PRD será derrotado.
¿Qué pasó en el 2000? En 1998 la muerte Peña Gómez emocionalizó el voto PRDista y lo llevó a su pico histórico. El atípico y fresco Hipólito Mejía se colocaba en la cresta de la ola del entonces mayor partido de masas, capitalizando la esperanza de cambio de una administración morada incomprendida y que se percibía como fría, distante y aérea. Hipólito enemigo de la “teoría” se convirtió en una alternativa popular de carne y hueso a un gobierno de “palabras bonitas” y “cifras macroeconómicas”, ganando la convención con más del 80% de los votos. Hipólito representaba el cambio, la transparencia y la esperanza.
Balaguer mantenía una relación de tensa con el PLD. De él surge el calificativo de “comesolos”. Los errores de una fiscalía sin criterio de Estado, socavarían un nuevo acuerdo electoral. El Balaguer candidato limitó al mínimo el crecimiento del pequeñísimo PLD (12,000 miembros para 1999).
Danilo ganó por la mínima la convención morada. Figura central del gabinete cargó sobre sí el desgaste de la administración. Leonel Fernández no era ni por asomo el principal líder del PLD y del país, y su involucramiento no hubiera cambiado mucho. El PLD no contaba con líderes locales de arrastre. A Danilo se le percibía como un hombre tímido, forjado en las sombras del poder, con un discurso que no pegaba y sin conexión política más allá de su partido. Danilo era avasallado por un Hipólito robusto, carismático y fresco, y la batalla concluía con un PLD vencido en primera vuelta y con una votación de un 25%.
¿Qué ha cambiado hoy? Todo. Hipólito, una postalita repetida, arrastra sobre sí un gobierno que inició mal y terminó en desastre, que se caracterizó por el reparto, el irrespeto, la descoordinación, la falta de objetivos, las promesas incumplidas (todo los días prometió algo distinto), un pésimo manejo de la economía, el descrédito internacional y una total falta de confianza. Ganó la convención de su partido por escaso margen, lo que fue cuestionado de forma ácida por el Presidente de su partido Miguel Vargas. La unidad proclamada a los medios no será suficiente para quitar el amargo de la división.
La inoperancia del PRD, que Balaguer había dicho que sólo sabía hacer oposición, llevó a la sociedad civil sustituirlo. Desorganizado, sin políticas claras, copado por dirigentes cuestionados, desconectados y con ideas de otra época (Ramón Alburquerque coordina el programa de gobierno), el PRD hace tiempo que dejó de ser “el Partido de la Esperanza Nacional”. Hipólito más que el cambio es un amargo recuerdo para las familias dominicanas.
Balaguer no será candidato. Los reformistas han desarrollado una relación política de raíces profundas con el PLD. Existen todas las condiciones para un nuevo acuerdo electoral.
El PLD se ha convertido en la maquinaria política más poderosa del país. Con una dirección sistemática y dirigentes nacionales y locales muy populares, no existe organización política con mayor capacidad de movilizar votantes. Han construido una base social amplísima y cuentan con un voto duro que ronda el 45%. Habiendo ganado 5 elecciones desde el 96 saben hacer bien la tarea.
Indiscutiblemente el Presidente Fernández es el principal líder político del país. Presidente en 3 ocasiones, trabajará intensamente para que el PLD permanezca en el poder y continúe el proceso de desarrollo nacional que él ha encabezado. Leonel será la pieza clave para la reedición del Bloque Progresista y apoyará decididamente a un Danilo consolidado para retener el poder en 2012.
Danilo es un político pulido, con liderazgo e ideas propias. Tiene una trayectoria política que lo acredita como un hombre con valor, sagaz, persistente y con una voluntad de hierro para enfrentar el más duro de los desafíos. Inteligente, formado y con experiencia de Estado, genera confianza en los sectores económicos y sociales para administrar el país en un escenario internacional cada vez más turbulento. No carga con el desgaste del gobierno. Ha logrado organizar a su alrededor una poderosa estructura de movimientos y organizaciones sociales que superan las fronteras del PLD. Su perseverancia lo han convertido en el candidato natural del PLD y hecho merecedor de un sentimiento popular que supera el simple carisma: LA CONFIANZA!
Por Juan Salvador P.
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