miércoles, 4 de mayo de 2011
"¿Bin Laden?: Pensamos que era un jubilado más"
Por DAVID JIMENEZ /El Mundo.es
Vecinos de la residencia en donde residía el terrorista abatido
Los vecinos de Abbottabad cuentan que fueron despertados en mitad de la noche por el ruido de los helicópteros y por un breve tiroteo
ABBOTTABAD, Pakistán.- Para llegar hasta la calle donde residía Osama Bin Laden hay que cruzar un centro de reclutamiento de la marina, dejar a un lado la inmensa Academia Militar de Pakistán y pasar un cartel que pide civismo a los habitantes de esta tranquila localidad del valle de Orash. "Amamos a nuestros niños. Conduzca despacio".
Soldados fuertemente armados vigilan los accesos a la vivienda donde el líder de Al Qaeda fue abatido la madrugada del lunes, obligando a bajarse de las azoteas a los curiosos que tratan de avistar el complejo. Sin cuerpo al que honrar como mártir -EEUU asegura que lo arrojó al mar Arábigo-, este es el único lugar que potencialmente podría convertirse en lugar de peregrinación del 'yihadismo'. El Gobierno de Islamabad está dispuesto a impedirlo.
El primer rastro de la misión que acabó con Bin Laden es la chatarra de uno de los cuatros helicópteros americanos utilizados, destruido con explosivos por las propias fuerzas especiales tras sufrir una avería. Los muros de tres metros de altura que rodeaban la casa permanecen intactos, la violencia de la operación visible únicamente desde su interior. "La sangre de Bin Laden sigue esparcida por el suelo", dice un soldado. "La sangre de un terrorista".
Los vecinos de Abbottabad cuentan que fueron despertados en mitad de la noche por el ruido de los helicópteros y por un breve tiroteo. No importa lo que digan las noticias, o las pruebas que EEUU asegure tener, muchos siguen negándose a creer que vivían junto al cerebro de los atentados que tumbaron las Torres Gemelas de Nueva York. "¿Por qué no nos enseñan su cuerpo?", se pregunta indignado Arshad, un ingeniero retirado que vivía a 200 metros del refugio. "Vi a dos mujeres y dos hombres salir de la casa muchas veces, pero nunca a Bin Laden. Es imposible que estuviera aquí", dice señalando la Academia Militar de Pakistán, situada a unos pocos cientos de metros de distancia en la avenida Kakul.
Los habitantes de Abbottabad estaban orgullosos de ser uno de los pocos lugares de Pakistán que han permanecido inmunes a la violencia que azota el país. Situada en la antigua Ruta de la Seda, la localidad recibió su nombre en honor de James Abbott, el oficial británico que la fundó en 1853. Los colonizadores de aquellos días han sido reemplazados por militares pakistaníes, veraneantes de fin de semana y jubilados. Bin Laden escogió un vecindario de clase media-alta, con un campo de golf cerca, vistas a los montes Sarban y fácil acceso a la mezquita Bilal. Todo indica que no disfruto de nada de ello, permaneciendo en todo momento en el interior de la casa.
Cristales tintados
Los habitantes de Abbottabad han sido tradicionalmente moderados, pero muchos de ellos comparten la humillación que siente Pakistán al ver a tropas estadounidenses llevando a cabo acciones militares en su territorio sin ni siquiera alertar al gobierno local. "Es como si alguien entra en tu casa sin permiso y se lleva a uno de tus invitados", se lamenta el comerciante Jahangiri antes de hacer una pausa y añadir: "Bueno, no quiero decir que Bin Laden fuera bienvenido aquí. No podemos permitir que los extranjeros hagan esto".
La mansión de Bin Laden era la mayor del barrio de Bilal y estaba a varias decenas de metros de otras viviendas cercanas. Los cristales tintados, los muros y las alambradas de espino hacían imposible curiosear en su interior. Una única puerta daba acceso al complejo.
Los vecinos aseguran que sus ocupantes sólo salían para comprar víveres y no se relacionaban con nadie. Quienes tuvieron algún contacto casual con ellos recuerdan que eran herméticos pero cordiales. Nahid, un ama de casa que vive con su marido y tres hijos en una de las viviendas de la zona, dice haber comentado su actitud con otros residentes. ¿Sospechó algo? "¡No!", responde enérgicamente. "Se decía que el dueño era un hombre de negocios de Peshawar que quería retirarse en la tranquilidad de Abottabad. ¿Bin Laden? Pensamos que era un jubilado más”.
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