jueves, 25 de marzo de 2010

Un camino peligroso

El ritmo acelerado de violencia delincuencial que se está produciendo en las ciudades más importante de nuestro país nos hace pensar que estamos frente a un proceso de desintegración de la nación dominicana, toda vez que las instituciones creadas para perseguir y eliminar ese criminar flagelo que corroe prácticamente la cimiente de la sociedad, han sido permeadas y corrompidas por el dinero mal habido del crimen organizado.

Basta con leer los periódicos de circulación nacional para darse cuenta de la degradación moral a la que hemos llegado en este país. La gente solo está pensando en conseguir dinero sin importar la forma o manera en que pueda llegar ese dinero. Eso es dinero y más dinero, consigna que han enarbolado y puesto de moda los políticos que aspiran a puestos electivos, los artistas que están o quieren llegar a la cima, los empresarios que no se conforman con las riquezas que tienen, el obrero que ve bajar sus ingresos, el empleado público que no recibe aumento salarial y porqué no, el tigre o lumpen proletario también quier dinero y lo busca sin importar que provenga del narcotráfico o de los actos delincuenciales que se producen a diario en nuestras calles.

¿Cuál es la razón de esa manera de actual? Pues lo que ocurre es que en este país se ha operado en los últimos años un proceso a la inversa de lo que quieren y buscan los pueblos que transitan por el camino de la modernidad en materia de educación, salud, deporte y en sentido generar de progreso y bienestar. Mientras los países hermanos, trazan las estrategias para lograr nuevas formas de vida apegadas siempre a los preceptos morales, aquí la oposición y el gobierno no se ponen de acuerdo para elaborar un plan de nación a largo plazo en la que se tenga en cuenta la reeducación inmediata de la ciudadanía, pero también donde se le dé la importancia al trabajador como sujeto de cambio dejando atrás las formulas individualistas que tanto daños nos han causado desde nuestra fundación como nación. Esta conducta que solo ha servido para beneficial a los que en un momento dado detentan el poder político y también empresarial porque siempre han estado beneficiando a los suyos, sin pensar que el país es de todos y que en la medida que seamos capaces de aportar para avanzar contribuimos a darle una estocada mortal a las prácticas mal habida que nos han impuesto como método para pervertirnos.

Un país donde la juventud en lugar de estudiar, practicar deporte, trabajar o realizar una carrera técnica que luego le permita en el futuro vivir de esta dignamente, lo que se dedica es, a echar cuentos en una esquina, montando una especie de peaje a todo aquel que transita por los lugares que ellos siempre merodean. Pero en un país donde al que roba se le premia y se les rinde pleitesía, donde vender y consumir estupefacientes te da poder para ser tomado en cuenta por las féminas y los vecinos que reciben dadivas, y donde parte de la cúpula diseñada para protegernos, se ha corrompido también, que se puede esperar que no sea la criminalidad, la adicción a las drogas, la perversidad y el irrespeto a todas las reglas del juego establecida por la sociedad.

Siento que nos estamos volviendo locos, que nuestras instituciones al no dar respuestas a todos estos males que nos arropan, los cuales no surgieron ahora, sino que fueron sembrados desde hace muchos años por los gobiernos corruptos, depredadores del erario público, se están desacreditando y si no estamos en capacidad de sentarnos todos, como dominicanos que somos, seremos demolidos y barridos por la barbarie e intolerancia de un poder económico forjado y estructurado para hacer el mal, sin importan que en el camino queden atrapadas inocentes vidas, las que pudieran servir para poner en marcha el proyecto de nación que hoy flaquea ante la envestida de los criminales organizados.

Es necesario en este momento, que todos sin importar su afiliación política, credo religioso o tendencia ideológica a la que pertenezca, nos pongamos de acuerdo, uniendo voluntades, recursos económicos y todo tipo de arma en el sentido más amplio de la palabra y conformemos un movimiento cívico moral en coordinación con las autoridades legalmente constituidas a fin de impedir que nuestras instituciones estatales, nuestra dominicanidad, la estabilidad y seguridad de la nación terminen pereciendo como consecuencia de los malos dominicanos que cambian su conciencia y forma de actual, por el dinero fruto de las practicas delincuenciales introducidas al país por sectores enemigos de la decencia y la honestidad.

Autor: Francis Pérez

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